"InMemoriam" a mi Vida sin Mí (mi querida Coixet...)
Salgo dispuesta a coger el primer vuelo rumbo a regresar sin Memoria, mientras llaman a desconectar los aparatos de telefonía y abrocharse los cinturones, otro verano que tampoco (o quizás sí), puede que sea definitivamente "el verano de nuestras vidas".
Dejo pues y queda este manifiesto manuscrito, en testamento, especialmente dedicado a mis dos hijas, que siendo cultura y arte contemporáneo (por supuesto) nuevamente compartido, de la raíz compartir, por ser gerundio atemporal e imperativo de urgencia divulgativa... tan pendiente. 
Mi Vida:
Una decepción.
Simplificar en una palabra el significado de mi vida por mi familia es tan solo esa: decepción.
Estas memorias lo corroboran.
Hay mucho ruido en mi cabeza si apago la radio. Concentrarme en los estudios es ahora imposible. Debo hacerlo. Y antes debo sacar todo ese ruido que centrifuga a fotografías mi pasado.
Ilusionar a una madre si espera de su primogénita la vida de una mujer casada, de esas que se echan el primer novio a los 17, como fue mi caso, habiendo sido ella novia del único hombre en su vida mi padre, a los 16 y dejarlos a todos, los cuatro que he tenido, casándome con el último para después divorciarme, después de darle dos nietas, después de hipotecarme, después de ser la ama de casa que deja de trabajar fuera, porque trabaja al cuidado y servicio de su familia, es una decepción.
Una moderna:
Así definiría yo mi vida, sin mí (aludo, habiendo visto la peli de mi querida Coixet).
Una "culo inquieto". De esas que se alimentan del conocimiento de observar, del placer de conocer, de la libertad de salir del Estereotipo exigido, programado, destinado en mi nacimiento, por elegido en ese núcleo familiar donde nací.
Nacer nací en democracia, en el año previo a la década de los ochenta.
Y he sido una moderna desde que decidí quitarme esos zapatos de charol que me estrujaban los pies. Desde el día que decidí cortar los pantalones vaqueros y echar en lejía una camiseta psicodélica que me compró a escondidas de mi madre en un mercadillo, acompañada por mi abuela.
Ella.
Ella. Y lloro.
Ella. Ella y ella. Solo ella. Siempre ella mientras lloro. Nada más ella. Siempre fue ella. Siempre fui yo. Siempre he sido, aunque llore ahora de nuevo yo. Yo quien no entendía a la gente que crecía conmigo.
Yo quien salía de esos grupos que no pertenecían a aquello que yo entendía crecer.
Yo, quien desde mi bicicleta, subida a ella me escapaba a su lado.
Cada vez que no quería estar con las amigas que quedaban a morrearse con chicos en el cementerio.
Cada vez que dejaba a alguno de mis novios. Cada vez que me despedían de un contrato de obra o servicio como administrativa en las empresas privadas que tantos disgustos me dieron.
Cada vez que me alejaba de mi madre, de la limpieza de esta casa donde ayer encontré las fotos que ella tiene guardadas en el fondo de un cajón y yo, como siempre he hecho desde pequeña, he encontrado porque siempre me ha encantado descubrir tesoros.
... Y jugar al escondite:
Una moderna, vestida diferente al resto de modas que las adolescentes de mi edad se ponían.
Ni me he adaptado a sus bailes, ni a sus lugares de ocio, ni he preferido sus bares, ni a sus hombres ni a sus amigos de derecho a roces, ni he aceptado sus coces.
Y sola. Siempre sola antes que mal acompañada. Y escribiendo. Por comprender, o comprenderme. Porque no comprendía ni aún comprendo. Aunque sí aprendo, y eso es todo lo que me mantiene activa, para no dejarme caer por más que me tiren abajo (1*).
- *¿Y qué es abajo?
Si abajo o arriba depende de la posición donde se mantenga el cuerpo si inviertes los factores, el producto se altera y despejas la ecuación, llegando a esta gran solución no resuelta que es vivir, siendo tú misma contemplada desde todos los poliédricos lados hacia los cuales, dirijan el rumbo quienes deciden tu propia existencia.
Tiempo de divorcios:
He de asumirlo y sí, quiero.
Firmo:
¡Por vivir mi Vida: Conmigo!
#Poeta Soñadora de Cielos Sostenibles para la #Evolución de #Futuro.
Podcast: https://go.ivoox.com/rf/112998239
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