Dulce NavidÁ y hasta Mensejes Reales

bar Croqueta Coqueta


Ⓒ Ana V. Hinojosa García
¿Has comprado ya tus Dulces
Navideños?
Hace dos semanas que están en los Supermercados, los nuevos recreativos del ocio, el turismo y la economía sostenible, tan de moda, que aparecen hasta en la Lista Forbes . 

Yo también lo he hecho, pero a mi tío, en plan Sano y Casero, porque tengo la suerte de tener un Pastelero en la familia.

    Hay demasiada gente que conozco a la que no le gusta Nada la llegada del Invierno. No es mi caso.
Para mí, Invierno significa quedarse en casa calentita, con una ropa cómoda, mirando los rayos de luz entrar desde un Sol que, en mi Andalucía sí calienta, junto a la ventana.
Tener un libro entre los dedos y oler página a página cómo los olores de café humeante desaparecen entre ellas de buena mañana de Domingo (el gran día que da nombre a ese gran astro que nos da la vida).
Y la mesa llena de recortes de Revistas, de Periódicos, de Fotos que poner en el álbum del recuerdo, de Cartas nunca enviadas...

    O si es por la tarde, un chocolate caliente y un buen trozo de bizcocho, con la estufa de pellets haciendo brillar las las ascuas, tan rojizas, hipnotizando gatitos. En pijama de franela y jersey de lana, con calcetines, por supuesto.
Abrir la ventana y oler a leña, a chimeneas, a frío de Sierra que luce a lo lejos Blanca, inmaculada, Nevada hasta los topes de sus faldas, tan largas como extensas.
Tener a la gente que quiero y a ti a mi lado, en esa cama que compartimos, donde nos escondemos buscando el calor de otros pies y sus caricias, sintiéndonos.
Quedarme a solas otro ratito más sin salir de esa cama, Meter la cabeza dentro y taparme hasta bien arriba, con el Nórdico entre las narices, que huele a sábanas limpias y al Calor de tus besos, remoloneando el recuerdo de la noche.
Todo eso es el Invierno. Y mucho más, para mí.

Su palabra clave es: 
Calor, por Contraste del frío que afuera, en las ciudades, se disimula adornando en mil luces brillando en tonos multicolor, en sinfonías de violines callejeros, bandadas de orquestas ensayadas y villancicos campaneros. De Chasquidos de castañas asadas, de escarcha sobre la Hierba, de vahos en cristales transparentes.

    Aunque este año he de reconocer que tengo miedo al Frío, por el calor que no llegará a toda la gente que quiera vivir otro Invierno, en un año que termina sin haber terminado de Curar todas las Heridas que permanecen, aún, tan Abiertas.
Puede que estas sean las Navidades en las que ya podemos empezar a pedir la Carta a los Reyes Magos, para pedir por la llegada de la esperada #VacunaPfizer que devuelva la esperanza de remedio contra esta enfermedad. 
Y por pedir también, la que devuelva Todos los Abrazos, desde los cinematográficos Rotos de Almodóvar, a los tantos Open Arms  naufragados, por más difícil de Investigar que sea la fórmula de esta.
Y puede, que estas sean las Navidades más desangeladas y tristes que podamos recordar, por los barridos que el tiempo hace de estragos a la Memoria. Pero de seguro, las más Frías con certeza lo serán Aunque menos

si me pierdo escribiendo,

si me encuentro leyendo,

si viajo a un poema

que no soplará el Viento.

Que quedará en el Recuerdo

por toda esa gente que sufre

y se echa de menos,

que espera volver a encontrarse

y celebrar de nuevo, 

al Calor de los Abrazos 

en este año que no perdieron

mas que el tiempo de envolverlos

en forma de Regalo Eterno

también descrito en este

"Haiku al Invierno"

 y Voy vistiendo mi ropa

de Cuerpo, Grado a Grado

 terminando el 2020 (..por ejemplo).

 

Autora: Ana V. Hinojosa GarcíaTwitter: @AVHinojosaG

Poeta, Mujer que Escribe, Observadora del Mundo y Soñadora de Cielos.

Blog: https://brujasinnorte.blogspot.com/

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